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lunes, 10 de junio de 2013

El Día de la Marmota (o viajar en el transporte público)

“¿Te imaginás viajar así todos los días durante 20 años?”. Bastaba mirar varias de las caras que rodeaban a la rubia grandota para imaginárselo. Muchas de esas caras delataban, incluso, más de 20 años de viajes colgados en el tren y en el subte. 



Yo estaba cómoda. Si es que se puede llamar comodidad viajar en la línea C a las 7.45 con cientos de personas que se aglutinan a tu alrededor y que cada tanto hacen presión sobre tu cuerpo. Estaba sentada, digámoslo así. Cómoda es otra cosa. Como cada mañana, había dejado pasar un subte, para poder sentarme en el próximo, después de sufrir la nefasta travesía de viajar en el tren Roca, que además había llegado con media hora de retraso. Innecesario detallar las condiciones en las que viajé en ese vagón maldito (porque, siempre, el vagón que a uno le toca en suerte es el peor). Cualquiera que me lea y alguna vez haya tomado un tren en hora pico se sabe de memoria el panorama.

Pero la rubia no estaba sentada. Estaba colgada, justo adelante mío y por momentos el movimiento la encimaba aún más hacia mí. Parecía desconocer la cotidianidad del argentino clase media/baja que utiliza el transporte público para trasladarse. No podía creer semejante hacinamiento. 

Me quedé pensando en esa frase inicial y me preguntaba si la rubia grandota sabrá de Once. O si alguna vez imaginó que viajar en el Roca, en el Mitre, en el Sarmiento o en el subte es exactamente lo mismo. El subte es (mucho) más caro, es cierto. Pero el servicio es igual de pésimo. Y de peligroso.  

Lo de los 20 años me hizo ruido supongo que por el hecho de que en estos días escuché y leí mucho hablar de años. Y de décadas. E, insisto, la alienación que nos rodeaba bien podía contestar esa pregunta retórica que se hizo la rubia. Y me surgió a mí otra: ¿alguien tendrá siquiera un recuerdo de haber viajado bien en el transporte público en hora pico? Me permito dudarlo. Y, a la vez, me parece inconcebible, vergonzoso, patético, irresponsable, miserable que el Estado no actúe. Que ponga espejitos de colores. Y, en algunos casos, ni eso. Y digo Estado, no digo Gobierno. No digo la Presidenta, no digo el Jefe de Gobierno, no digo el Gobernador. Digo Estado, que los responsabiliza a todos. No digo kirchnerismo, ni macrismo, ni peronismo, ni menemismo, ni Alianza, ni nada. Digo Estado. Sin partidismos. Estado. El responsable es el Estado. Y me surge la inquietud: ¿Cuántas décadas más tienen que pasar? 

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