Me parece que ya no me quiero como antes. Si es que alguna vez me quise de veras. Me parece que olvidé las cosas que más me gustaban de mí. Me parece que abandoné las ganas de mirarme, de admirarme. Me parece que empecé a sentir otras cosas por mi. Y no me gusta lo que siento.
Me parece que añoro la inocencia, lo intempestivo de la inocencia. Me parece que ya no quiero saber tanto. Y prefiero olvidar más.
Me parece que ya no digo todo lo que siento. Me parece que tengo filtros, estúpidos filtros que me traban, me ahogan. Me parece que alucino, invento, tergiverso.
Me parece que aún tengo miedos. Y son los mismos de antes, aunque creí haberlos perdido.
Me parece que soy yo. Nadie más que yo conviviendo con mi horrorosa imaginación, a veces tan pura, a veces tan mortífera.
Me parece que es un juego. Y que la estrategia es la equivocada.
Me parece que soy yo. Nadie más que yo.
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