Miedos, amores, amigos, rencores, heridas, caricias, espejos, charlas, misterios, matices, mates, cigarrillos, fresias, chocolates, cuerdas flojas, histeria, mil lágrimas, sonrisas, esperas, teléfonos, arrepentimientos, gritos, fiesta, daiquiris, suspiros, sorpresas, mails, espacio, incertidumbre, límites, angustia, placer, egoísmo, soberbia, impotencia, Benedetti, salidas, experiencias, éxitos, fracasos, Cortázar, Galeano, música, melodías, cerveza, café, castigos, libertad, soledad, reconocimientos, lunas y soles, los domingos de siempre, mentiras, sueños, finales, pesadillas, cambios, Arlt, despertadores, consejos, traiciones, carcajadas, desilusiones, esperanzas, caminos, opuestos, miradas, Cien años de soledad, costumbre, tormentas, abrazos, dolores, nacimientos, rupturas, abismos, puertas, candados, almuerzos, proyectos, viajes, silencios, mensajes, olvidos, carencias, paciencia, calma, sombras, peleas, manos, esfuerzo, todo y nada. Más y menos. Menos de lo mismo.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una que sepamos todos

(Publicado en La Tercera, el 24/11/10)

Poco importa la extensión del viaje. Menos aún si la compañía es una persona, un libro apasionante, un denso e interminable apunte de la facultad o dos ínfimos auriculares. En cualquiera de los casos, la insolente música ajena rebalsará el ambiente con la despreocupación de siempre.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Vidas prestadas

Publicado en La Tercera, el 17/11/10
Si Karl Marx viviera y viajara en el Roca, seguramente encontraría el mejor cuadro para ilustrar uno de sus clásicos conceptos. Con sólo observar los rostros inertes, las posturas y los silencios sordos de los transeúntes, habría dicho: “Muchachos, he aquí la alienación”. Es exactamente en algún vagón de tren donde el ser humano está despojado de si mismo y es (existe) sólo como uno más de los cientos de viajantes que cada mañana se inmiscuye en ese amasijo de cuerpos pegados entre si.

martes, 16 de noviembre de 2010

Borbotones

Se caen a borbotones las palabras. Se desparraman por el imponente laberinto de sentidos que acuna el vacío indescriptible de ya no ser, de ya no estar.
   Que se queden ahí, que se pierdan entre muchas otras. Que me dejen en paz. Que no vuelvan. Que las que vengan ahora… sean otras.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Vivir

Es preciso mantener la calma y no esperar –jamás- nada del otro. Es preciso ser fuerte y firme, abrazarse al presente y olvidar lo que lastima del pasado. Es preciso ser coherente con las decisiones que tomamos. Es preciso hacerse cargo.
 Es preciso caminar más, salir al sol y que el viento nos acaricie la cara. Es preciso querer hasta que duela… porque si el amor no es eso ¿entonces qué es? Es preciso estar despierto e intentar no perderse nada, absolutamente nada. Es preciso confiar. Es preciso probar y saber en qué momento exacto dejó de ser una prueba. Es preciso ser valiente y alejarse de los cobardes.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Si éste no es el Pueblo...

(Publicado en La Tercera, el 3/11/2010)
Iba caminando en dirección a la Casa Rosada. No sabría decir por cual de las calles, porque yo sólo seguía al tumulto y ese tumulto dio tantas vueltas para ver por dónde lo dejaban pasar, que perdí el sentido de la ubicación, en el medio de tantas caras, tantos carteles, banderas, hombres, mujeres, niños y jóvenes, muchos jóvenes.
   “Vas a tener de qué escribir”, me dijo una voz asomándose por mi hombro. Y ahí caí. Porque, hasta ese momento, caminaba por inercia. No terminaba de caer, de entender. Estaba en medio de una incontable multitud de gente y era lo más parecido a los festejos por el Bicentenario. Parecía que estaba todo el Pueblo ahí (el Pueblo así, con mayúsculas), desbordando la Plaza de Mayo. La diferencia era el clima. Una mezcla de euforia y tristeza. De angustia y esperanza. Eso es lo que pude ver en cada uno de los rostros que me crucé. Y no me crucé pocos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Me parece

Me parece que ya no me quiero como antes. Si es que alguna vez me quise de veras. Me parece que olvidé las cosas que más me gustaban de mí. Me parece que abandoné las ganas de mirarme, de admirarme. Me parece que empecé a sentir otras cosas por mi. Y no me gusta lo que siento. 

  Me parece que añoro la inocencia, lo intempestivo de la inocencia. Me parece que ya no quiero saber tanto. Y prefiero olvidar más.
 
Me parece que ya no digo todo lo que siento. Me parece que tengo filtros, estúpidos filtros que me traban, me ahogan. Me parece que alucino, invento, tergiverso.